Erase una vez un planeta donde la mayoría de sus
habitantes vivían temerosos y enfadados. Eran desconfiados y se pasaban la vida
echándose culpas los unos a los otros. Al no asumir su parte de responsabilidad
se sentían impotentes para cambiar las cosas, y gastaban mucha energía
intentando controlar lo que hacía el vecino. El miedo y la angustia se
respiraban en el ambiente, creciendo y retroalimentándose.
De vez en cuando también se podrían ver otros seres, en
apariencia bastante similares, que se distinguían por su sonrisa, su mirada
abierta y su actitud positiva. Cuando se enfrentaban un problema primero
examinaban qué tenían que ver ellos con eso, asumían su parte y empezaban a
transformar la situación. Tenían una actitud amorosa y compasiva, podían ver el
sufrimiento de los otros porque ellos también habían pasado por eso. Sentían
que su misión era apoyarles para que descubrieran que la verdad estaba dentro
de sí mismos. Con delicadeza iban ayudando a quitarse las distintas capas que
impedían mostrar la belleza que cada uno aporta al mundo, sacar su luz. Estos
seres eran como velitas que iluminaban la oscuridad, y con su fuego contagiaban
y encendían otras velitas a su alrededor.
La única diferencia que había entre los cabizbajos y
enfadados habitantes, y los luminosos seres era que estos últimos se habían
atrevido a coger la nave del silencio y a transportarse hasta al Estrella del
Aire. Allí descubrieron que el egoísmo y el control no sirven, es más, solo
alejan de conseguir lo que verdaderamente se desea. Poco a poco, ayudados por
las respiraciones profundas, la energía de la Estrella del Aire y el viento que
allí sopla, se fueron despejando de las capas y armaduras con que se cubrían,
hasta permitir que su luz empezara a irradiar. Una vez con luz propia volvieron
al planeta del que procedían para transmitir su sutil mensaje, con la esperanza
de librar del sufrimiento a los atormentados habitantes del planeta.
Y para retroalimentar su energía y su luz, de vez en cuando
se reunían en Encuentros Interestelares de Ecogalaxias, donde intercambiaban su
pasión y estrategias para ayudar a los habitantes a despertar de la pesadilla
en que estaban inmersos, y así poder contemplar la belleza que hay dentro de sí y a su
alrededor.
GRACIAS POR TU
LUZ Y LA BELLEZA ÚNICA QUE APORTAS AL MUNDO SIENDO COMO ERES
Junio de 2012
1 comentario:
Del sufrimiento a la luz, un camino de trabajo personal y espiritual. Gracias por este bonito cuento
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