LAS SEMILLAS
Thich Nhat Hanh

Según el budismo, la conciencia es como un campo con todo tipo de semillas plantadas: semillas de amor, compasión, alegría y ecuanimidad; semillas de ira, miedo y ansiedad; y semillas de conciencia plena. Nuestra conciencia es el almacén que contiene todas esas semillas, todas las posibilidades de lo que pueda surgir en tu mente. …

Comprenderte y comprender a otros es la llave que abre la puerta del amor y la aceptación de uno mismo y de los demás.
“Que sea capaz de identificar y estar en contacto con las semillas de alegría y felicidad que hay en mi”. Somos los jardineros que identificamos, regamos y cultivamos las mejores semillas. Estar en contacto con las semillas de la alegría, la paz, la libertad, la fuerza y el amor que hay en nuestro interior y en los demás es una práctica muy importante que nos ayuda a crecer en dirección a la salud y la felicidad.

“Que aprenda a identificar y ver las causas de la ira, la compulsión y el engaño que hay en mi”. Observamos en profundidad e intentamos analizar cómo surgieron, cuáles son sus raíces y cuánto tiempo llevan ahí. Practicamos la conciencia plena en nuestra vida diaria para ser conscientes de que en nosotros hay venenos como el capricho, la ira, el engaño, la arrogancia y la sospecha. Podemos analizarlos y ver cuánto sufrimiento nos han causado a nosotros y a los demás.

Debemos dominar nuestra propia ira antes de poder ayudar a los demás a hacer lo mismo. Discutir con otras personas solo sirve para regar las semillas de ira que hay en nosotros. Cuando te invada la ira regresa a ti mismo y utiliza la energía de la conciencia plena para aceptarla, calmarla e iluminarla. No pienses que te sentirás mejor si atacas a la otra persona y la haces sufrir. Puede que la otra persona responda con más dureza y eso solo hará que estés más furioso. Buda enseñaba que cuando surge la ira, debemos cerrar los ojos y los oídos, regresar a nosotros mismos y ocuparnos de la causa de la ira que nos invade. Transformar la ira no solo sirve como liberación personal, todo el que te rodea e incluso la gente más lejana se beneficiará.

Contempla tu ira en profundidad, como mirarías a tu propio hijo. No la rechaces o  la odies. La meditación no sirve para convertirnos en un campo de batalla en el que debamos enfrentar un bando con el otro. La respiración consciente nos conforta y calma la ira para que la conciencia plena pueda penetrar en ella. La ira solo es una energía y toda energía puede transformarse. La meditación es el arte de utilizar un tipo de energía para transformar otro.

(Fragmento de SIN BARRO NO CRECE EL LOTO. Thich Nhat Hanh)

No hay comentarios: