Sembrar armonía en tiempos difíciles



Las crisis, tanto personales como sociales, son una oportunidad para el cambio, para reflexionar sobre la dirección que estaba tomando nuestra vida y replantearnos el camino que verdaderamente queremos seguir. El primer paso para contribuir a un mundo más saludable comienza por uno mismo, por el autoconocimiento, para irradiar posteriormente a la comunidad.

Crisis es la palabra más nombrada en esta segunda década del Siglo XXI. Crisis económica, ambiental y social, que en última instancia es la punta del iceberg de una crisis más profunda que tiene sus raíces en una pérdida de sentido de la vida, donde el materialismo ocupa demasiado espacio y dificulta la realización de la verdadera esencia de las personas. Vivimos en una época donde podemos comunicarnos con personas de cualquier parte del mundo, la diversidad de medios de comunicación existente en la actualidad era casi impensable hace tan solo unas décadas, y sin embargo la desconexión con nosotros mismos y con la naturaleza parecen haber crecido en la misma proporción.

El anagrama chino para nombrar los conceptos de crisis, desafío y oportunidad es el mismo. Las crisis, tanto personales como sociales, son una oportunidad para el cambio, para reflexionar sobre la dirección que estaba tomando nuestra vida y replantearnos el camino que verdaderamente queremos seguir. En un primer momento sentimos vértigo y querríamos que todo siguiese igual, poner parches para evitar el dolor que supone el desmoronamiento. Nos enfadamos, buscamos culpables y gastamos mucha energía en defendernos, en evitar el cambio. Sin embargo otra forma es posible de abordar la crisis. Podemos preguntarnos qué nos enseñan, podemos pararnos y mirar con perspectiva  la situación, e incluso a nosotros mismos.

Las personas somos seres pluridimensionales, que conjugamos en nuestro ser las dimensiones física, emocional, mental, social y espiritual, que están en continua interacción. Cuando existe un desarrollo adecuado y armonía entre ellas sentimos la plenitud de la vida. Tanto a lo largo de la historia como de nuestra propia vida, estas dimensiones van evolucionando. A veces dedicamos demasiada energía a alguna de ellas resintiéndose las demás, lo cual frecuentemente se manifiesta en trastornos que se presentan en forma de molestias, dolores y enfermedades.

La buena noticia es que está en nuestras manos crecer armoniosamente, que podemos cuidar de nuestro cuerpo, sentimientos, pensamientos, relaciones y espíritu de forma holística, adquiriendo una mayor conciencia de nosotros mismos y asumiendo la responsabilidad de la propia salud. El primer paso para contribuir a un mundo más saludable comienza por uno mismo, por el autoconocimiento, para irradiar posteriormente a la comunidad.

En una primera instancia tomando conciencia de nuestro cuerpo, la parte material, lo que nos contiene, lo básico, lo tangible. Entender el cuerpo como el escenario donde se desarrolla nuestro potencial, tanto a nivel individual como grupal. Tomar contacto con la tierra, ser conscientes de nuestras funciones corporales: respiración, nutrición, relación. Dedicarnos el tiempo para escuchar a nuestro cuerpo, para tratarle con cariño.

Con atención y entrenamiento podemos percibir cómo las emociones condicionan nuestro estado físico (apariencia, enfermedades psicosomáticas) y a su vez nuestro estado físico condiciona nuestros sentimientos.  Así mismo podemos ser capaces de  identificar las respuestas fisiológicas ante determinados pensamientos, y las creencias limitantes y saboteadoras que nos dificultan alcanzar nuestros objetivos. La identificación es un paso necesario para poder transformarlas y convertir nuestros pensamientos y creencias en aliados.

Una vez sembradas las semillas de aceptación y armonía en nuestro interior seremos más capaces de relacionarnos con libertad, paciencia y serenidad. Prestando atención a la manera cómo nos comunicamos e interactuamos con el grupo podemos mejorar la forma en que escuchamos y nos expresamos. Además podemos aumentar nuestra capacidad de ayudar a otras personas estableciendo relaciones de apoyo mutuo, rompiendo el espejismo del individuo autosuficiente.

El autoconocimiento facilita la base para tomar conciencia de la conexión con la humanidad en su conjunto y con el resto de seres vivos e inanimados con los que compartimos el planeta. Ser conscientes de nuestra misión, de lo que hemos venido a aportar al mundo, incrementa el sentimiento de plenitud.

De esta forma estaremos más despiertos, seremos protagonistas de los cambios en nuestra propia vida y en los grupos y comunidades de las que formamos parte, y contribuiremos a un mundo más justo, solidario y saludable, haciendo uso de nuestro propio poder personal y empoderando también a los que nos rodean.

¿Utopía?
Algunos pensarán que lo anteriormente expuesto es una utopía, en el sentido que la RAE lo define como “Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación”. Sin embargo, el concepto utopía también designa la “Proyección humana de un mundo idealizado que se presenta como alternativo al mundo existente, ejerciendo así una crítica sobre éste”. En este sentido lo que planteamos si puede calificarse de utopía, y marca un camino a seguir. Además refleja la filosofía de Ghandi, plasmada en la frase “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.

Ya hay muchas personas que estamos en este camino, pero todavía no existe la masa crítica suficiente para producir el cambio. En este sentido es importante extender las técnicas y herramientas existentes en el marco del desarrollo humano. Esta inquietud es la que nos ha llevado a un equipo de profesionales en metodologías para el crecimiento personal a diseñar “LA RUEDA DE LA ARMONÍA: Formación en Técnicas para una vida plena”. Nuestra apuesta se basa en la capacitación de las personas para que alcancen una mayor conciencia y bienestar. Ofrecemos una formación innovadora en el marco del crecimiento personal y el bienestar que tiene como factor diferencial su enfoque holístico: abarca las 5 dimensiones del ser (física, mental, emocional, social y espiritual) desde una metodología que reúne las más modernas y probadas técnicas y herramientas, entre ellas: coaching, pnl, gestalt, inteligencia emocional, movimiento expresivo, y reiki. Además, está pensada para ofrecer nuevas técnicas a aquellas personas que se dedican al apoyo terapéutico complementando y enriqueciendo su desempeño profesional.
Es posible el cambio, nosotros lo hemos experimentado en nuestras vidas y queremos devolver al mundo el apoyo recibido. Para más información visítanos en http://laruedadelaarmonia.wordpress.com/

“La verdad es una “tierra sin direcciones” a la cual no se accede a través de una iglesia o gurú. La finalidad de un maestro no es convertirse en objeto de veneración, sino de hacer al hombre absoluta e incondicionalmente LIBRE”.(Krishnamurti) 


Mar Asunción (La Rueda de la Armonía)

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